jueves, 18 de septiembre de 2008

"El espacio de la muerte"



Necesité años para crear este espacio
con mi sangre muda,sola y quieta.
En tu secuencia de pasar por mi estructura
lo que nada pudo lo logró el signo de tu sombra.
No eres médula,pero en vilo arrollas la sustancia.
Directa y artera te esparces por el linaje manso de la forma
no es tu presencia ni el miedo lo que me acompaña.
Vendrás a deshabitarme para oscurecer mi cruz.
Odio tu templo y la desventura de tu abanico de pesares
para someter a los otros al hábito de la tristeza.
Yo debo de tomar tu sombra con mi mano primera y me obligarás
a despedirme del viento y de la lluvia
de la nieve mansa y de la rosa en el camino del perfume
cuando en el parque resuene el permiso de goces y soles.
He de lavar mis heridas con el agua de los ojos para
quitarme la tremenda sensación de espanto.
Tú que te llevarás mi vida no dejes que pase la ruindad
de los huracanes y la inclemencia con que a veces
desarmas el tiempo.
Deja que me velen serena,sin luz y sin espejos,tan gris
como una piedra y tan dura como el invierno ingrato.
Agonizaré en el ritmo de mi pié engrillado,mientras
las manos gemirán palabras en el cauce de la cobardía.
Arriba del escenario se apagarán las luces finalmente
y detrás de las azules bambalinas iré hasta la hoguera
limpia y serena hasta convertirme en blanca ceniza.
He de volar entre las araucarias donde no me alcance
tu pulso milenario y siempre voy a tener presente,
que hay un modo de vencerte.
Cuando se abra el túnel de la inmensidad y pueda sentir
un cercano perfume de magnolias que me abrazan.