lunes, 16 de noviembre de 2009



Pende mi cabeza alejada de su propia estructura
viaja por las sombras arrastrándose en sus límites.
Se sumerje en una galaxia de mutismos
vestida con el rojo de la sangre aglutinada.
Mujer, puedes llegar a mi colosal estatura
a mi nueva constelación y refugiarte.
Tengo una mano para tus soberbias sinrazones
desde allí desgranarás tu doctrina enlucerada
junto a la espera y el silencio.
¡Mujer de sangre víveme entera! me estoy yendo
en la violencia hemorrágica de un mar recalcitrante
y me llevo un sol entre las manos...