martes, 27 de abril de 2010

" La visita"


Iba con los mercaderes del silencio
me acompañaban a ninguna parte
jugaba a no mostrarles mis derrotas
de aquellas rebeldías ancestrales.
Andaba por este lugar siempre cerca de ti
sé que todo ha concluido y no lo entiendo
antes de finalizar ya se había acabado.
Pasaba por el lugar y buscando sustancias
germinales se desangró el techo de mi vida.
Miro los rincones absolutos de tu casa y
nada quedó, es como si yo jamás gocé de todo
lo que te circunda como cien puntos sin luz.
Pasaba por aquí, no tengo apuro ahora.
Soy mujer de nadie una insignia sin solapas
una libreta sin direcciones una canoa vencida.
Sólo pasaba por este lugar y vine a ver si el gato
Mercurio de la pata torcida no se ha muerto.
¿Te das cuenta? el felino me toca más el sentimiento
que vos un ser humano( después de todo nunca te gustaron)
Sin embargo cuando emigré indivisible aquel día
se quedó a tu lado viendo como me marchaba.
Y me doy cuenta por qué no se fue conmigo
él quedó de amparo, porque ya estabas aquejado.


Caminé hasta aquí y pensaba con tristeza que
este barrio tan lindo ya no tiene veredas.
Un sol apagado se refugia en la plaza de enfrente
dónde no existen flores en los canteros grises.
¿Sabés que yo creía que en tu patio había cien malvones?
Cuando salgo de la pieza no me acompaña nadie
Mercurio me mira indiferente y se queda dormido.
Así como estás vos, sólo que él no está muerto.


Agradezco la pintura -óleo de Rosa Esther Méndez-

miércoles, 14 de abril de 2010

-Diálogo de Antípodas -





Madja

¿Sabes que te extraño? Me pregunto si me has perdonado o si quizás me odies con todas tus fuerzas, con rencor malvado. Yo no. No te odio, y en vez de olvidarte te recuerdo tanto que te pienso y digo ¿será que aún te amo?


Abdel
Tus reproches fueron socavando el muro que había erigido para protegernos de los vendavales, del odio tormentoso y de las trampas del desamor. No te odio ya. Sencillamente me he alejado. Tanto que mi voz es apenas el eco de un hilillo en la enorme distancia que aún clama tu nombre....
Madja
Hemos sido náufragos de un remolino oscilante. Blancos de ese amar equilátero del alba. No blancos, no intactos, ebrios de misterios hasta la aorta del tiempo y la lejanía. Fuimos y seguiremos siendo dos ángeles quemados. ¿Por qué preguntarse, si el odio, el desamor, la no caricia y el inexistente beso, si al fin lo hermoso está en lo más lejano?
Abdel
El torbellino gira vertiginosamente todavía en esa memoria de besos que no he dado, salvo en el reflejo de las aguas oscilantes en las que contemplas tu hermosura. Si naufragó el amor en ese remolino fue procurando alcanzar el fondo oscuro y suave de los besos.
Madja
No somos. O peor, somos esto. Y es tan poco, que los besos se han perdido entre aludes de distancia o en el sonoro recato de algún vórtice; entre otros tantos besos y bocas caminantes, entre ojos escasos de errantes paraísos. Sí, entre cuerdos, entre agónicos con sonora petulante de sopapo y entre cuerdos de formales alfabetos en los ojos. Por eso seguimos subiendo al polo lejanísimo de nuestra antigüedad, anterior a todo cuanto ha sucedido.
Abdel
Sí, lo sé... así se fue perdiendo en las tinieblas mi corazón, que solo escuchaba palpitar el tuyo. Y el abrazo, ese que tanto ansiábamos, caía en tus aludes de distancia. Sí. Las bocas que besé siguieron su camino. Los ojos en los que me miré no guardaron jamás tu paraíso. Transitamos el túnel de la noche, y tú estás quizás aquí a mi lado y sin embargo no te veo y no alcanzo a tocarte, porque te imagino allá, detrás de aquellos antípodas distantes....
Madja
Sí. Aquí, en estas antípodas de pinos y araucarias, donde resuena un lánguido bandoneón. Estoy mirando al Norte, tocando con mis dedos el aire de jazmines. Entre trigos y vendimias el sol me besa las sienes y rubrica mi pelo. Desatando los ojos miro hacia donde estás mirando y aunque sé que nunca podrás tocarme, te he mirado y tú desde lejos me miraste y nos hemos visto como ausencias presentes, como sombras que viajan con las olas...

Abdel
No he dejado de tocarte nunca querrás decir. Te he tocado con la piel amante de una palabra, con el suspiro marino que te susurra el viento, con el olor a pinos y araucaria que mencionas. Porque soy yo quien te toca cuando el vino se asoma a tus labios. Porque soy yo quien te toca cuando una canción resuena a tus oídos, cuando sueñas en la tersura del oleaje, o en este pecho firme que guarda un corazón que es tuyo, o cuando descubres el sabor de los frutos. No he dejado de tocarte y lo sabes muy bien, cuando despiertas.
Madja
Nadie creerá que degustamos un eco inédito, un lugar piadoso donde maceramos la voz y las palabras, que hemos calculado economía para que viajen a decir estas verdades. Hemos sopesado los altos beneficios que se esconden tras vocablos que se fugan por los resquicios de la virtualidad. Vos y yo perfectos anónimos, descubrimos que tenemos una antorcha en cada mano para remontar los laberintos y llegarnos con estas rosas de poesía.
Abdel
Y al fin, en ese lugar sagrado empiezan los rituales. Afuera está el holgorio o la tragedia, la luna desangrada. Afuera las noticias y sus diarios. La multitud enardecida. Los calendarios, las citas, los horarios. Adentro solo paz compartida en una ceremonia que adereza el tiempo con sus minúsculas manecillas. En realidad es este lugar donde el tiempo se olvida. Donde transcurre sin medidas y en el que cada beso es ceremonialmente luminoso. Andas desnuda sin saberlo y no sientes ya el frío porque has hallado al fin la íntima hoguera de mi pecho.



Autores: Mónica von Müller y Fernando Urena Rib.

lunes, 12 de abril de 2010

"Intemperie"



Estas ahí y sos a la intemperie
estás de pié en el otro mundo
desguarnecido de los otros
y de vos mismo.
Ayer sólo existió la palabra
para estar y refugiarte
la soñaste como a un ángel
para que regrese a contarte
de aquella que canta tu liturgia.


Él ahora entró por tu ventana
cerca de la medianoche
se desnuda lento mirando esquivo
se quita las alas
y luego las extiende
sobre el teclado del ordenador.

Sentís que existe el mensaje
para estar y cobijarse
para ser crear y perpetuar.

Mandato que nombre a tu intemperie
la quiera desmentir pero la afirme…

sábado, 9 de enero de 2010

"Amantes Cósmicos"






Sus párpados desvelan las pupilas de felino; la noche los ha invitado a mirar por su cerrojo. Las manos aprisionan el húmedo follaje rozan el alabastro y se entierran en las dunas perfumadas.
Los dos amantes yendo hacia una madrugada soltándose del nudo con fuerza de mil pulsos cayendo en el delirio en medio de una ola naufragando en el mar equilátero del alba. Ebrias axilas con aromas a hombre fuerte a mujer apasionada. Seducida en la noche de las mil estrellas ebrias de miradas.
Cansados de tanto fuego sedientos de tanta agua ardidos por los ángeles quemados por sus alas. Laxos de tanto viento luz y rosas perfumadas.
Final de un encuentro humano con átomos de un dios en las dos almas.
Como insectos yaciendo en medio de la última estría nupcial de las mareas.
Sobre la horma vertebral de la agonía y el aro licencioso.
Seres resbalando entre huesos llenos de pliegues abstractos municipio de pájaros intrusos que no son otra cosa que la oferta de un sueño una manía.
Ella descalza va hacia la ventana llora un lágrima cósmica ante la noche fósil.
Ese raro misterio que respira campanas deshabita los ojos que se inyectan de un cielo sin heridas mirando por la ventana.
Y de pronto la luna como una vela blanca dormida en un cuarto menguante regala sortilegios bañándolos de plata.

"Soledad y desierto"






Todo el desierto está conmigo
y me abraza muy fuerte.
Yo enfrentando a todos
los labios las palabras
la luna del espejo.
Mis ojos que no duermen
son un cristal de hielo
un bruñido diamante
que se estrella
cuando la soledad me abraza
con sus brazos de niebla
y dice que me ama.
A vos hombre mío que detrás
del vidrio me miras con ternura
se te caen las manos de tanto
repetirlas y querer asir las mías.
Misterioso enigma de la mirada gris
de los ojos celestes o de los ojos cerrados.
Toda mi soledad está conmigo y me cubre
con una capa de hiedra que esconde mi figura.
Sé que estás vivo al fondo de mi calle
tus labios adorados tu aliento repetido
tu amor incandescente tu gesto y tu dulzura.
Y te debo y le debo al amor mi cuerpo palpitante
visible y aleteando como un pájaro vivo.
Todo mi desierto está conmigo...y yo le pertenezco.

lunes, 4 de enero de 2010

"Predicciones"




Es difícil descifrar los signos escondidos dentro del secreto de los nacimientos.
Traspasar muros, vagidos siderales con la compulsión de los latidos.Aceptar el quebranto de las rosas o pretender cerrarle los ojos quien oscila al borde de un abismo.Desde las sombras el ojo me observa y suelo asirme al aire que me falta.Mi símbolo es el elemento acuoso de una maternidad inagotable, el calor humano de la estirpe,los partos,el hogar paterno,la edad madura, fluctuaciones de la suerte incierta y el verano, el sopor de los jazmines y sus pétalos muriendo aletargados.
Rigen mi mundo de agua y luna, el pueblo, las mujeres,las masas, los lugares públicos,los monumentos,el mar,los ríos,la sociedad,el tiempo y las cosechas.
En mis cualidades afloran la interiorización al movimiento emocional, una especial sensibilidad y eterna búsqueda de cálidos ambientes.
Aferrada a principios míticos me digo en los peores momentos -¿Y a mí,por qué no?.
Adaptable a carencias extremas de la existencia práctica mi equilibrio emocional es aguerrido,no me quiebro con facilidad a pesar de las oscilaciones de mi psiquis.
Salgo a pesar de todo; mi resilencia es extrema.Esta es sin duda la mayor virtud del signo que me tocó en mi advenimiento al mundo un día 10 de julio a las seis de la mañana.El frío congelaba todos los ambientes y un céfiro helado paseaba por los pasillos de la Clínica.
Mi madre dijo que nunca había sentido tanto frío y yo asevero que fué en contrapartida, por todo este calor narcisista que abre mis dedos para dar paso a la creatividad que se hace llama en el teclado o en el lienzo...