lunes, 23 de noviembre de 2009

"Placeres Solitarios"




A su paso se abren los cauces
y se van deshaciendo sin dolor.
Nadie puede alcanzar esas instancias
donde el tiempo da la espalda a las horas.
En ese instante...
las manos son pájaros celestes
que arrastran una transparencia rígida
a la dimensión imperfecta y espacial.
Alienada la respiración se altera
con el ritmo de cadenas solitarias.
La niebla arrincona los fragmentos
de ilimitados seres inhalando vahos
que salen de un solo aliento ermitaño.
Y son fieles como el vello del empeine
como las oscuras pestañas que se aman
prendidas al rocío de su llanto.
Toda la soledad de la noche está con ella
la abraza con su helada ternura
la besa con sus labios de nieve
copulando junto al misterioso enigma
de los dedos que abordan los sentidos.
Sobre una centella fugitiva arden
los tiempos de la noche liberada
se ahogan en el témpano del lecho
donde mueren todos los posibles.
Conjuro de sombras transferidas
ciegas en la cadena de locuras
mientras estalla la represa
de su mar empecinado...

2 comentarios:

FRANCISCO PINZÓN BEDOYA dijo...

WOW Hube de respirar para seguir leyendo y casi no paro hasta terminar

Hermosa descripción de lo más secreto que tenemos... pero que todos saben que tenemos

Un abrazo... y gracias por transmitir

Tienes esa capacidad

Juan Antonio dijo...

Mónica

Magnífico poema.

Mariposas enredadas en sus dedos
en busca del néctar olvidado
a rebufo de las efímeras pasiones
para tocar el cielo con la mano.

Un abrazo.

Juan Antonio